
En este rincón del mundo, donde cada panel de madera se erige como un susurro de opulencia, la luz juega a ocultar las sombras. La estatua, como un recuerdo marchito, observa la danza de la vida y el vacío, recordándonos que la belleza es, a menudo, la más cruel de las ilusiones.
En este rincón del mundo, donde cada panel de madera se erige como un susurro de opulencia, la luz juega a ocultar las sombras. La estatua, como un recuerdo marchito, observa la danza de la vida y el vacío, recordándonos que la belleza es, a menudo, la más cruel de las ilusiones.